Documentos legales gratuitos. Más commodity. Más abogado

https://www.avvo.com/legal-forms
https://www.avvo.com/legal-forms

 

AVVO, el mayor marketplace de abogados en Estados Unidos, acaba de publicar en su blog que desde YA, pone a disposición de cualquier usuario, y de manera gratuita, multitud de documentos y formularios legales, personalizables desde la propia web. ¿Por qué hará esto AVVO, siendo que sus clientes, quienes pagan por su servicio, son los abogados y despachos de abogados? La respuesta es muy directa, muy sencilla, y muy acertada: Quien crea valor es el abogado, no el documento legal. Y se basa en algunos datos para afirmarlo:

  • El 56% de la gente que intenta llevar un asunto legal por si misma acaba atascada.
  • El 42% de ellos termina contratando a un abogado.

Ofrecer documentos legales gratis es una forma de animar a la gente a comenzar un proceso legal, pero definitivamente, contar con un abogado en el proceso ofrece muchísimas más opciones de éxito. Por ello, desde el propio AVVO, a quien descarga el documento se le facilita acceso a revisiones, comentarios, consultas… con un abogado real. Y ahí es donde el abogado podrá sacar partido a su estancia en la plataforma.

Así que, aunque parezca incongruente, lo que está haciendo AVVO al regalar formularios (e incluso personalizarlos) a los clientes de los abogados es crear valor para el sector legal, ofreciendo la posibilidad de captar a aquellos que, en cualquier caso, buscarían esos recursos gratuitos en otro lado.

La tecnología es imparable. 

Lo queramos o no, la tecnología es imparable. Y con ella, la búsqueda de soluciones gratuitas o más baratas por un colectivo cada vez mayor de usuarios. Esto es un hecho no solo para los abogados; ¿Conoceis a alguien que vaya al médico «autodiagnosticado» porque ya ha encontrado lo que le pasa en internet?

Así, cada día aparecen nuevas soluciones tecnológicas que aparentemente están quitando oportunidades a los despachos, y con ello se acrecienta la tensión a la baja en los precios de todos aquellos servicios de menor valor añadido. Insisto, esto no solo ocurre en el sector legal, pero genera una resistencia enorme entre el colectivo de abogados. Sin embargo, fuera de su papel de abogado, un letrado puede beneficiarse de estos avances tencológicos en su vida cotidiana. Y pensar que son buenos, porque le facilitan la vida, le ahorran dinero, o ambas cosas. Piensa en lo que ocurre con los taxis.

El abogado debe redefinir su papel.

Frente a este avance de la tecnología, y de sus implicaciones para el sector, hay dos alternativas: O resistirse a él, culpándolo de la situación, o adaptarse al reto y buscar la manera de que no solo no afecte a la calidad del negocio, si no que incluso lo beneficie.

La primera opción se corresponde con una forma de practicar el Derecho que está condenada a desaparecer. En ella, los documentos, los tecnicismos… son un escudo que de alguna manera denota que se está frente, no junto al cliente. Seguir en esa estrategia del «no pasa nada» es meterse en un mundo de lucha por el precio.

La segunda opción, abrazar el cambio, no es solo cosa del abogado, es cosa de todo el sector. Un sector que lleva tiempo viviendo el proceso de cambio para convertirse en un servicio al ciudadano más acorde con los tiempos actuales, aportando mejores y más valiosas soluciones. Esto, inevitablemente, supone que el abogado ve cómo su rol profesional también cambia.

Asumir un nuevo rol conlleva aprender a usar nuevas herramientas, competencias y habilidades.

El primer paso es aceptar esa necesidad de cambio. Una vez hecho ésto, hay que cambiar… lo que implica adquirir nuevas herramientas, competencias y habilidades. Poner al cliente y a sus necesidades reales en el centro de la práctica, cambiando con él de la misma forma que lo que exige y precisa de un abogado ha cambiado. Habilidades comerciales, de gestión, de comunicación… unidas a la capacidad de usar y sacar provecho a las nuevas herramientas tecnológicas.

Desde esta nueva perspectiva, las herramientas tecnológicas pasan de ser «el enemigo» a un aliado indispensable. Facilitan la labor del abogado, ahorrando tiempo en aquellas labores que realmente ya no aportan valor, como redactar un largo documento legal. El valor para el cliente está en saber qué documento legal es el que necesita, con qué características, con qué procesos y con qué forma de gestionarlo exitosamente. Eso sólo se lo puede dar su abogado.