Visión y planeamiento estratégico

Misión, visión y valores. Seguro que leer estas tres palabras juntas os produce tanta pereza como a mi. Y es que se ha abusado tanto de estos conceptos, se ha hecho tanto mal trabajo sobre ellos, que se han terminado desvirtuando y adquiriendo connotaciones negativas. Al menos, en mi experiencia, después de ver unos cuantos procesos de cambio empresarial, implantación ISO… Todo porque se acometía la labor de definir la “Misión, Visión y Valores” de la empresa como algo obligado, no asumido por los participantes y peor transmitido al resto de personas de la organización.

¿Eso hace que a día de hoy estas palabras y su mensaje carezcan de valor? Todo lo contrario. Solo que la forma de acercarse a ellas, para atesorar sus beneficios, tiene que ser diferente. Pero ese es otro tema.

8696243836_6bd1c54363_bEl post de hoy trata sobre la Visión. Por su componente inspirador, emocional… e indispensable para trazar el futuro de cualquier organización. Tengo la enorme suerte de contar con un socio que tiene una capacidad de visión inconmensurable. Tiene una capacidad innata para ello, pero ojo, y esto es importante, no tiene nada que ver con tirar una moneda al aire o mirar la bola de cristal. Todo lo contrario, como suelen decir la inspiración te tiene que pillar trabajando. Y añadiría; bien informado, motivado y con los pies bien puestos en el suelo. Tener visión implica tirar las líneas maestras de lo que queremos ser en el futuro, atendiendo a capacidades propias, tendencias del mercado (del propio, y de otros sectores). Siempre, desde mi punto de vista, con dos premisas fundamentales: Tiene que ser inspiradora e ilusionante, y tiene que ser alcanzable.

strategy01Y aquí es donde entra el segundo concepto de este post: el planeamiento estratégico. Como decía un anuncio, hace unos años, la potencia sin control no sirve de nada. La visión es la potencia, y el planeamiento estratégico, por descarte, el control. Es decir, se trata de llevar a tierra lo que hemos decidido ser. Y eso lo conseguiremos a través de la estrategia, de la toma de decisiones sobre nuestros comportamientos en materia de clientes, proveedores, mercado, procesos… La estrategia nos dará las herramientas necesarias para convertir la visión en realidad, marcando hitos y metas medibles, estableciendo presupuestos etc. Dotarnos de un plan estratégico nos dará una hoja de ruta, que nos permitirá ver en qué medida nuestras previsiones se materializan, y aportará elementos objetivos de control para medir el grado de acierto de nuestras acciones de cambio. En otro caso, la mera visión de un futuro mejor y más ilusionante solo será una vana expresión de deseos.