La función preventiva del abogado

Image courtesy of graur razvan ionut  FreeDigitalPhotos.net
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Hacía tiempo que tenía ganas de escribir acerca de la función preventiva del abogado, pero por una u otra causa, no terminaba de encontrar la oportunidad o la inspiración para ello.

Pero la oportunidad la pintan calva… y hoy, en mi revisión habitual a los feeds a los que estoy suscrito, he encontrado dos artículos que me han movido a sentarme delante del portatil y preparar este post. Los comparto más abajo.

 

En la cultura anglosajona, el papel del abogado y su implicación en lo cotidiano es un concepto muy extendido. De alguna manera, es lo que nos indica el célebre «quiero llamar a mi abogado» de series y películas. Profesionales y amas de casa, todos por igual, parece que todos tienen un abogado en su lista de contactos del teléfono. De acuerdo, hablamos de la ficción, pero es un hecho el que en Estados Unidos, por ejemplo, consultar preventivamente está mucho más extendido de aquí.

«Más vale prevenir que curar»

Nos lo han dicho nuestros padres y abuelos, y lo aplicamos en múltiples campos de la vida. Pero los clientes de un despacho tienden a recurrir al abogado cuando lo que hace falta es un remedio a un problema, consiguiendo en muchas ocasiones una solución peor y más cara. Educar al cliente hacia una cultura de prevención es una tarea complicada, pero que abre la puerta a nuevas vías de desarrollo de negocio, fidelización y captación de clientes.

La prevención en el mundo de la empresa.

Quizás en el ámbito de la empresa es donde más sencillo resulta tanto a clientes como a despachos visualizar esa acción anticipada. Eso no quiere decir que a nivel doméstico no haya opciones de prevención (¿qué es un testamento si no una acción anticipada para ordenar un cambio futuro?), pero del ámbito doméstico nos ocuparemos otro día.

Por citar algunos ejemplos sobre los que se puede actuar de manera preventiva:

Incoporación en el desarrollo de negocio de las empresas:

En este post de Carlos Bravo se habla, por ejemplo, de conocer la legislación vigente antes de sacar adelante un producto ilegal. Que suena lógico, pero en conversaciones que he mantenido con diversos abogados suelen salir a relucir casos tremendos. Seguro que vosotros conoceis más de uno también. Y es que el sentido común es el menos común de los sentidos…

Relación con las administraciones.

Los cambios constantes en la relación con las Administraciones Públicas, con todas las recientes modificaciones en todos los ámbitos, generan situaciones de incertidumbre e indefensión por no tener una buena política de asesoramiento en la empresa. Un ejemplo, que he leido esta mañana en Expansión: Hacienda pondrá bajo la lupa los ordenadores de las pymes para evitar el fraude.

Problemática derivada de las nuevas tecnologías:

Un campo extensísimo y novedoso, en el que tanto empresas como despachos están aprendiendo a la par las implicaciones, problemas y soluciones. Hace un par de semanas, Eneko Delgado me comentaba que, por ejemplo, los avisos por uso de cookies en las web se están gestionando muy mal, arriesgando a las empresas a sanciones importantes. Decía que se estaba dejando en manos del informático el desarrollo del concepto jurídico que debe aparecer en el aviso. Aberrante.

En definitiva:

De la misma manera que hemos avanzado de manera decidida en temas como la prevención de riesgos laborales (lo que también costó lo suyo en su momento, y sigue habiendo focos de resistencia al cambio), ahora es el momento en el que avancemos en la cultura de la prevención jurídica. Y el papel evangelizador de los abogados y despachos en este sentido es imprescindible para que este proceso se acelere.