La botica y el bufete: Aprender de un sector con retos similares

Las farmacias y los despachos de abogados guardan una serie de paralelismos que hacen que las vea como un magnífico ejemplo de cómo una buena estrategia basada en la innovación hacen que un modelo de negocio conservador y muy tradicional haga de la evolución continua la clave para su supervicencia. Te animo a que reflexiones sobre estos paralelismos tras la lectura del post.

Image courtesy of Naypong / FreeDigitalPhotos.net
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El cambio del paradigma profesional: La pérdida del máximo prestigio social.

Hace unas décadas, el boticario y el abogado eran profesionales altamente respetados en los pueblos y ciudades. Ambos tenían en común el hecho de poseer unos conocimientos fuera del alcance del resto de las personas, y disfrutaban de unos altos beneficios generados por el fruto de su trabajo. Paulatinamente, ese prestigio se ha ido perdiendo, y en la sociedad moderna, las boticas y bufetes se han convertido en farmacias y despachos. Su función, social y económica, ha cambiado enormemente en los últimos años. La farmacia se ha tenido que adaptar, cada vez más rápidamente, pasando de ser un negocio ultra rentable a una situación en la que tiene que competir duramente para seguir siendo viable. El sector legal, por el contrario, aún duda acerca de los pasos a seguir, y hay muchísimo camino por delante para que se convierta en un sector moderno y dinámico.

El reto: caida de la rentabilidad y comoditización de los servicios.

Las farmacias, en las últimas décadas, han visto la llegada de problemas acuciantes para su modelo tradicional de negocio, como por ejemplo:

  • Incremento de la competencia: Tanto desde dentro del sector (al ir relajando los requisitos para la apertura de un establecimiento) como desde fuera (permismo de venta de producto farmacéutico en parafarmacia, grandes superficies…)
  • Presión a la baja en precios y márgenes: Por la cada vez mayor implantación del medicamento genérico (¿hay acaso mejor ejemplo de comoditización?) y como derivada del aumento de la competencia.

Esta situación es fácilmente extrapolable a lo que está ocurriendo en el sector legal. Y, ¿qué ha hecho el sector farmaceútico? Innovar, cambiar, modernizarse. Y hacerlo de manera permamente

La estrategia de innovación y el cambio como modelo de negocio.

Tocaba renovarse o morir. La elección era sencilla. Las farmacias contaban con un par de ventajas competitivas importantes:

Lo que, junto con la voluntad de dar batalla, se traduce en respuestas como las siguientes:

  • Abrazo a las nuevas tecnologías: desde la informatización de la gestión hasta la robotización de la gestión de stock.
  • Adaptación de la gama de servicios-productos ofrecidos. Parafarmacia, cosmética… Y, en casos muy concretos, ultra especialización… (realización de fórmulas magistrales para otras farmacias)
  • Apuesta por el marketing y por una clara imagen de marca: Diseño de interiores, uso de uniformes, atención al cliente… La imagen profesional, extendida al propio local comercial, se ha convertido en un estándar del sector.
  • Profesionalización: El perfil del farmacéutico tradicional vira hacia el de gestor.

En conclusión:

El mundo cambia, y con él la forma en la que un sector se relaciona con sus clientes. Aceptando este cambio, se abre la puerta a conseguir una adaptación exitosa. Cambiar supone innovar, abrazar los nuevos retos con una mentalidad abierta, proactiva, que requiere perder el temor a hacer cosas nuevas. Mirar hacia otros sectores que hayan pasado por situaciones similares al nuestro es una ayuda inestimable, pero en definitiva, seremos nosotros los que debamos llevar a cabo esos cambios.