El despacho de abogados como empresa

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Hay una frase que ultimamente uso mucho, y que se la debo a Borja Medín. «¿Sois abogados en un despacho, o un despacho de abogados?» Me encanta, porque en su aparente sencillez recoge un montón de ideas que en definitiva constituyen buena parte de los retos a los que se enfrentan los abogados de hoy. Y, que de alguna manera, se pueden recoger en el siguiente concepto: ¿Se comportan como empresas los despachos de abogados?

Afortunadamente, cada vez más despachos trabajan bajo premisas de empresa. Empresas de servicios jurídicos. Pero, y en este caso, desafortunadamente, muchos, muchísimos otros despachos son simplemente agrupaciones de abogados que coexisten en un mismo espacio. Comparten gastos, en ocasiones hasta nombre… Pero cada vez que veo que en una misma puerta se ubican varios letreros, me doy cuenta de que algo no va bien. Y es algo que además constato cuando hablo con mis clientes; Dentro del proceso de creación de la marca hago muchas preguntas que tienen que ver con el quién soy y quién quiero ser. Y como lo hago. Y eso tiene una vinculacion directa con los objetivos estratégicos que se quieren cubrir. Ahí es donde, muy a menudo, veo un gran vacío en aspectos puramente de gestión y estrategia empresarial. Conceptos como rentabilidad, productividad, indicadores… siguen siendo ajenos al sector.

En esta entrada quiero hacer un resumen de algunos de los conceptos que creo más importantes a la hora de conseguir que un despacho pase a ser una empresa gestionada con criterios «de empresa». Pasar de ser «abogados en un despacho» a «un despacho de abogados».

«¿Sois abogados en un despacho, o un despacho de abogados?»

Definir y medir objetivos empresariales. Gestionar.

Hace poco hablaba del cuadro de mandos, y de algunas variables básicas para medir la evolución del despacho. Facturación, rentabilidad por área, productividad... Son conceptos básicos para cualquier empresa. En otros sectores, las PYME-s han ido incorporando sistemas de gestión adecuados a sus necesidades, con una premisa: Definir cómo quieren que sea su negocio, y medir si están consiguiendo hacerlo.

Esta ausencia de «cultura del indicador» es tan patente que ni siquiera alcanza a algo tan importante como «cuánto vale mi trabajo». Trabajo mucho, facturo (quizás no tanto como quisiera), pero no se si mi trabajo vale lo mismo siempre, ni si realmente está suficientemente bien pagado. El abogado se mueve en base a percepciones, no en base a datos. Pero disponer de datos es la clave para mejorar. Cuentas, y no cuentos, como una vez me dijo un excelente profesional del mundo financiero.

Estrategia compartida. Decidir.

Los objetivos deben ser compartidos por todos los miembros del despacho, y trabajar de manera conjunta para lograrlos. Sin embargo, en muchos casos lo que tenemos es la coexistencia de muchos objetivos individuales, lo que denota que la convivencia en un mismo espacio se hace por criterios de oportunidad, pero sin compartir realmente una visión común. Esto lleva a situaciones como la colaboración con abogados ajenos al despacho, la pérdida de oportunidades comerciales…

Visión a corto, medio y largo plazo. Planificar.

El día a día de un abogado es muy estresante. Gestionar la agenda, una tarea muy dura. Se vive al día, agobiado por una cantidad enorme de horas de trabajo. Y no se tiene perspectiva de lo que viene por delante, resultando en una planificación estratégica y operativa inexistentes.

Una buena planificación ayudará a encontrar soluciones a problemas que pueden evitarse, como cuellos de botella.

Una marca, un equipo. Ser.

Pasar a comportarse como empresa no implica perder la independencia como profesional. Implica hacerlo dentro de una estructura definida y clara que sirve para que los fines individuales y como grupo se vean reforzados. Sumar sobre la base de una visión compartida. Este aspecto es muy importante porque, cuando se toma la decisión de trabajar de una manera más organizada, como una única empresa, necesariamente hay que hablar de algo que puede ser muy incómodo: Dinero. Lo que gano ahora, lo que ganas tú, lo que vamos a ganar y como lo repartimos.

Definir el modelo de relación es una obligación si no se quieren tener sobresaltos en el futuro, más o menos cercano.

En resumen:

Pasar a tener comportamientos de PYME solo reporta ventajas, pero para obtenerlas hay que estar alineados a la perfección. Creer en el proyecto. En otro caso, a las primeras de cambio se perderá el foco, aparecerán las frustraciones y todo puede acabar de mala manera.

¿Cuál es la principal ventaja que aporta una visión como empresa? Ser más rentable. Ni más ni menos. Definir objetivos, planificarse, trabajar como un equipo, conllevan una gran oportunidad: Ser percibidos como mejores. Además, la medición de indicadores clave es la puerta a una mejora constante de estrategias, procesos y formas de trabajar.

La oportunidad está ahí. Para el que quiera aprovecharla.

 

3 comentarios de “El despacho de abogados como empresa

  1. Tucho dice:

    Muy buen y acertado post Unai. Desgraciadamente muchas firmas de abogados -especialmente de pequeño y mediano tamaño- no funcionan como empresas profesionalizadas. Es importante hacer un parón y pensar si se cuenta con los procesos adecuados tanto en la toma de decisiones estratégicas como organizativas. Muchas veces es difícil darse cuenta de los vicios adquiridos y mientras se consiga negocio y se «minute» todo vale.

  2. tuchoAdmin dice:

    Gracias por el comentario. En positivo, hay despachos que sí están en ese camino. Estos siguen teniendo necesidad de mejora, pero al mismo nivel que cualquier otra empresa. El resto se encuentra en diferentes estadios; Desde la negación (no hace falta nada, todo está bien) hasta el descubrimiento (se dan cuenta de que sí, hay posibilidades -y necesidad- de hacer las cosas de otra manera)

  3. Borja Medín dice:

    Muchas gracias por la mención y muchas más gracias por compartir esta entrada tan completa.

    Es cierto que muchas veces topamos con abogados que creen que ser abogados por vocación o tradicionales está reñido con llevar una correcta gestión empresarial del despacho. Creo que ambas cosas no deben estar reñidas, es más, muy bien, eres un abogado por vocación,pues sigamos sumando!

    Gran artículo Unai, felicidades. Os añado el enlace al post en el que por primera vez se me ocurrió introducir la frase con la que me citáis en esta entrada: https://borjamedin.com/2016/03/05/abogados-de-un-despacho-vs-despacho-de-abogados/

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